NOTAS de Enrique Muñiz Sensei

"Un Final a la Complicidad. 

Por Stanley Pranin Aiki News N°92". 

Traducido por Enrique Muñiz

 

"La escena es la annual "All-Japan Aikido demonstration" realizada hace varios años en un frío día primaveral. Un shihan de alta jerarquía comete un ligero error durante su actuación y no desequilibra o incluso no toca a su uke. El uke, obviamente sin saber qué hacer, mira a la izquierda y luego a la derecha, y después de uno o dos segundos que parecieron interminables, se tira al tatami.

Todos podemos dar testimonio de estas situaciones. En Aikido hay un acuerdo tácito entre nage y uke al efecto que uke ejecutará un ataque controlado, no ofrecerá una resistencia significante y hará la caída sin tener en cuenta si él se tira. Esto parece obvio para las exhibiciones, pero ¿esta situación también es común en la práctica diaria?.

¿Qué  es lo que estamos tratando de demostrar en las exhibiciones? ¿Nuestro propósito es meramente desplegar la belleza y suavidad de movimientos del aikido? ¿Es nuestra intención exhibir un espíritu de cooperación con una chapa marcial? Las palabras idealistas y abstractas como “ armonía”, “paz,” “amor,” se usan a menudo de forma superficial. Sin embargo, el significado puede estar distorsionado y asociado con mansedumbre, pasividad, o falta de acción ante la violencia. El Fundador usaba estos altos conceptos en un contexto espiritual particular y el elemento de fuerza marcial siempre era implícito en su visión de budo. Nosotros hacemos un perjuicio al arte de Morihei Ueshiba si convertimos nuestras exhibiciones en “los despliegues del baile

Recuerdo un famoso episodio que involucra al fundador, recontado por Shioda, G. Sensei de Yoshinkan Aikido. O-Sensei fue requerido a dar una exhibición especial, alrededor de 1941, en el Dojo Imperial Saineikan en la presencia de la familia imperial. O Sensei inicialmente se negó a la invitación argumentando que él no podía “mostrar una mentira.” Por “mostrar una mentira”, él estaba refiriéndose al hecho de que las técnicas realmente marciales están pensadas para destruir al atacante y que ellas no pueden mostrarse para los propósitos de una exhibición. Él finalmente consintió a “mostrar una mentira” y sus uke, Tsutomu Yukawa y Gozo Shioda, no atacaron lo bastante fuerte dada la condición física de Ueshiba Sensei en esa exhibición (él estaba padeciendo ictericia), y pese a eso Ueshiba terminó consiguiendo romper  el hueso del brazo de Yukawa.

Aikido tiene una pobre reputación en muchos círculos de artes marciales por su falta de efectividad debido a la complicidad obvia que tiene lugar entre nage y uke. Personalmente no encuentro inaceptable el acuerdo de alguien si hay una gran diferencia en el nivel de habilidad entre los dos compañeros. Obviamente, sería impropio de un estudiante avanzado o un maestro atacar a un principiante violentamente u obstinadamente negarse a caer cuando una técnica es aplicada en él. No obstante, dentro de los parámetros de práctica segura, los uke pueden atacar pensando en aumentar gradualmente la intensidad según la habilidad de nage. Nage, por su parte, debe esforzarse por asegurar que su movimiento inicial tenga éxito desequilibrando a uke. Si esto se cumple, el resto de la técnica procederá fácilmente sin un uso de fuerza indebido.

En relación al tema de las exhibiciones, cuando los shihan demuestran delante de centenares de personas y sus uke hacen bonitas y controladas caídas, tales actuaciones pueden tener el mérito artístico, pero al ojo de cualquier artista marcial conocedor, estos despliegues orillan en el ridículo. Si el uke tiene una completa estabilidad en su cuerpo cuando tirado por nage, nage entonces no lo ha desequilibrado. Ésta es una situación inexcusable para un budoka serio. Si pensamos cuidadosamente en ello, una técnica bien-ejecutada no permite una “bonita” caída. Ante el desequilibrio, lo mejor que puede hacer uke es proteger su cuerpo cuando él se cae.

Un método que descubrí para evaluar el nivel de habilidad de un aikidoka es mirar al uke. Normalmente uno se fija en los movimientos de nage y no presta mucha atención al uke. Esto es particularmente cierto durante las exhibiciones que tienden a ser de naturaleza espectacular. Se asombraría de cuántos de los instructores top no logran desequilibrar a su uke. Sin embargo cuando un aikidoka que ve tales actuaciones, suele pensar que ésta es el modo apropiado de ejecutar las técnicas. Ellos proceden imitar lo que ellos vieron en su entrenamiento. El resultado es un deterioro gradual de las habilidades técnicas. Un observador ajeno al Aikidô y que no se impresiona con cosas así, llega a la conclusión que el Aikidô carece de valor como arte marcial. Las actuaciones coreografiadas desprovistas del aspecto marcial, son más un baile y no tienen lugar en el Aikido del fundador.

Como conclusión, me gustaría insistir que cada uno piense profundamente sobre su compromiso con el Aikidô. Discuta sus ideas y dudas con su maestro y compañeros. Gradualmente aumente el nivel de intensidad de su entrenamiento. ¿Su movimiento inicial tiene éxito por desequilibrar a su compañero? Usted se asombrará cuán fácil es el resto de la técnica cuando esto es cumplido. ¿Sus habilidades incluyen la capacidad de ejecutar atemi? ¿Sus palancas inmovilizan a su compañero de verdad y evitan toda oportunidad de escape? ¿Usted está alerta en la realización de cada técnica a un posible ataque de otra dirección? Básicamente, sobre lo que yo estoy hablando es practicar Aikidô con total concentración, opuesta a tratar el entrenamiento como un casual “excursión social.” La habilidad de enfocar su energía que gradualmente desarrolla como resultado del entrenamiento serio del Aikido será una habilidad poderosa que le servirá en todos los aspectos de su vida. ¡Nosotros lo invitamos a continuar enviándonos sus cartas y a reflexionar!"

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